Mi padre no escribió versos, pero su prosa era poética, su vida, sus acciones y su risa.
Hay Lunas hechas de pan, de queso, de miradas.
La mía fue de amor.
Amor entero, a pedazos, a probadas.
Luna morena de mil batallas,
de hojalata o de acero, según contienda.
No tenía un conejo dentro, era un toro.
Fuerte como el cedro y suave como el algodón.
Luna sabia en campos florecidos,
fruto de la tierra, piel de humo.
manos que abrazaron vida, vidas.
conformado por luces y sombras desde niño;
infancia de alegría e infortunios.
Quijote apenas, quizá siempre, pero antes campesino.
Mi Luna de silencios y sonidos,
de canto y risa fácil,
de temores nocturnos, los miedos aprendidos.
Luna que me trajo al mundo con los ojos
llenos de cielo y tierra fértil.
Siempre maestro y yo aprendiz,
Luna viajera.
Victoria Luna 23 de noviembre/2021
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