A Don Tomás Espinal.
Historiador, crítico de arte, crítico literario y narrador,
Historiador, crítico de arte, crítico literario y narrador,
por creer.
Inspiración
Fulgor para ciertas horas de la noche,
versos cifrados.
La inspiración es un enigma, Tomás
no sé de dónde viene
pero llega en el momento preciso.
Es tangible, dotada de plenitud.
El poeta acomoda su silencio en un sitio
obligado
para indagar el placer de la palabra.
Su voz se aísla en los confines de sí mismo,
deshoja pensamientos.
El término tiempo se vuelve tan confuso
la concentración busca refugio en un espejo
para cuajar las imágenes que
arden en el aire
como una lámpara infinita.
La palabra
canta.
Se escucha en el palpitar del viento,
en el racimo
de vocesSe escucha en el palpitar del viento,
que elevan las campanas
En medio de
la tarde enrarecida,
en el lápiz
que tiembla entre los dedos,en mis ojos cuando el día
engendra atardeceres.
En el diálogo
limpio del oriente
cuando rozan
los fulgores a la aurora,en la sombra anudada que se mueve
hacia el rayo pueril que la ilumina.
Insisto,
Tomás, la palabra canta.
Y como una
cigarracansada de acariciar el mediodía
abandona su piel sobre mis labios.
Hoy me despertó la soledad.
Abrí los ojos
y estaba ahí
con la mirada
fija,
esperando,
-como me
espera el alba tras los párpados-
Quizá era el
día que se resistía a iluminarse,
quizá en mi
insomnio
había
entristecido por no sé qué recuerdo
y lloraba
como lloran
los sauces
sin ningún
motivo.
No sé qué me
pasa últimamente, Tomás.
Todo me
parece insuficiente,
como si el
tiempo siguiera –lentamente-
el paso de
las horas
y se
detuviera en la esquina de mis ansias.
me persigue
en la inmensidad del día
y me parece
angustiosa su adherencia.
La llevaré al
concierto de esta tarde.
La melodía
pondrá en el silencio
calandrias de
voces cadenciosas
que le pintarán
de marzo la sonrisa
y terminará
por ser aplaudir… lo sé.
Es julio, Tomás
y nuevamente te circundas
de sombras silenciosas.
Abrazado a tu historia
no tengo acceso a tu sonrisa
ni a la franca quietud de tus palabras
donde germinan mis versos.
No escuchas la elocuencia del viento
en el cristal de las ventanas
ni las sinfónicas noches de lluvia
en el techo de tu casa.
Tu corazón adolorido ensordece
las señales de consuelo
y el susurrar de mis poemas
Julio es un instante de niebla, cerca de ti
el sol reverbera,
se derriten los árboles en notas
y el mar enciende los remos de la brisa
Agosto se extiende con los brazos abiertos
en palpable arrebato de verano
y yo aquí, en este sitio de inconguencias
espero tu palabra.
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