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LEONORA CARRINGTON


Descansa en paz, Leonora  Carrington

Muere esta sorprendente mujer que a sus 94 años podía seguir siendo una pionera. Amiga de los grandes del arte (Bretón, Picasso, Octavio Paz, Buñuel, Remedios Varo, Joan Miró, Elena Poniatowska, etc) es considerada por muchos, una de las máximas representantes del surrealismo. Su obra, de una gran significación picológica, ha creado un parteaguas dentro de este movimiento artístico. Sus pinturas se inspiran en su mundo personal, íntimo y subjetivo, que surge de una fértil imaginación, por la fuerte influencia de sus compañeros surrealistas, incitada por sus impresionantes vivencias personales y por las lecturas fantásticas y esotéricas que fue aprehendiendo a lo largo de su vida. Las imágenes que realizó en los últimos años, residen en un mundo encantado en el que todo puede suceder.

Leonora Carrington escribió lo siguiente:

“El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mi”.

“Una vez un perro le ladró a una máscara que hice, ha sido el comentario más honorable que he recibido”.

“La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones”.

“No me gustaría morir de ninguna manera, pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”.

Algunas periódicos mencionan:
Mujer solitaria y muy reservada, Carrington le contó a su amiga Elena Poniatovska vivencias aterradoras, como cuando ingresó en un manicomio en Santander porque había perdido la cabeza a raíz de que su amor, Max Ernst, fuera detenido en Francia y trasladado a un campo de concentración. Ella llegó a alquilar un apartamento cerca del campo de concentración para poder visitarlo. Tiempo después se trasladó a España, después a Lisboa, ciudad en la que conocería a un escritor mexicano, Renato Leduc, con quien se desposó y marchó a vivir a México en 1941.

"La novia del viento", como la llamaba Ernst, logró "desarrollar su lenguaje pictórico, determinado por diversos temas como el mito céltico, el simbolismo alquímico, el gnosticismo, la cábala, la psicología junguiana y el budismo tibetano", publicó en 2003 la revista Artstudio Magazine.

De ella dijo el Nobel mexicano Octavio Paz que era "un personaje delirante, maravilloso", "un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece", informa Efe