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Un día diferente en El Día Mundial de la Poesía



Hoy fue un día diferente, porque fuimos al teatro con más de cien niños caminando por las calles más bonitas de León, para ver la obra “Una historia olvidada”, que por cierto, trata un tema interesante: El tránsito de Venus", con una buena escenografía y personajes geniales! Una buena obra divertida para niños y no tan niños.
Pero lo más divertido para mí no fue la obra, fueron los alumnos. Con ellos me pasé una mañana fabulosa. 
En el recorrido de ida y vuelta, saludaron a todas las personas con las que se encontraron, desde que salimos del colegio:  transeúntes, choferes, pasajeros, empleados, parejas, deportistas, ancianos, lo más sorprendente es que la mayoría respondió el saludo, sonrieron, voltearon divertidos a verlos. Cuando pasamos por una taquería, a los clientes les dijeron "buen provecho" y ellos dieron las gracias. Algunos niños, de los que menos me esperaba, hasta hicieron preguntas a los jóvenes que caminaban a la par de ellos. ¿Cuál es tu hobby?, dijo uno de ellos, y los demás se rieron porque dicen que en el salón le cuesta socializar, bueno, eso creen ellos, él iba feliz. Alcancé a escuchar de alguien: es que cuando salgo con mi familia me da pena ser así. Pues qué pena, pensé.
Un grupo de estudiantes mayores que iban en sentido contrario, nuestros niños lo saludaron emocionados con palmada, al final también me saludaron con sus palmas, quien me viera, pero la alegría y jovialidad es contagiosa. Jugaron con una pareja que estaba echando “reja” en el parque, beso, beso, beso, uno de los niños dijo a otro: ¡mira, lo que tú no tienes! Se refería a una novia y la pareja sonrió divertida.
Un anciano que tomaba café les respondió el saludo y cómo yo iba al final, me dijo: qué niños tan educados, los felicito y después preguntó, ¿de qué escuela son?, le respondí con una amplia y orgullosa sonrisa -del mejor colegio en valores, y él me dijo:  ahí voy a oficiar misa algunas veces. Le agradecí y me fui corriendo para alcanzar al grupo.
Fue un bello día y pensé: esto debería ser así todos los días entre nosotros, así de fácil como lo hacen los niños. Saludarnos, sonreírnos y respetarnos.

Hoy los niños me dieron una gran lección de humanidad, esa capacidad de sentir solidaridad, comprensión y afecto hacia los demás. Me sentí esperanzada de algún día volver a nuestras raíces de puertas abiertas,  de salir a disfrutar las calles y ver al otro cordialmente.

Sigo sonriendo feliz. Gracias, primavera! Me pareció tan poético el momento en El Día Mundial de la Poesía!

Victoria Luna 

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