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A una niña tzotzil

Niña.
Véndeme un sortilegio.
Un silencio bordado de arco iris
que tus manos deshilen.


Ofréceme el canto de tus ojos
que sonríen propagando corolas.


Acércate con el dulzor de tus pasos
por la tierra que conoce tu origen
y fecunda tus pies de madreselva.


¿Le has robado los trinos al cenzontle?


Quizá más tarde me lo cuentes
cuando regrese santificada de cantos,
de colores, de incienso.
colmada de milagros
y tú me sigas esperando
con diademas de nubes en las manos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegando a San Juan Chamula te encuentras a decenas de nIñas con pulseras, diademas, todas bordadas por ellas o quizá no, pero da igual, y te las ofrecen. Tu como visitante les dices que al ratito, y ellas te lo recuerdan "al ratito" las veces que sea necesario, hasta que terminas por comprar algo, lo que sea, porque vienes del templo y das gracias por lo que ellos te ofrecen tan solo por sentir lo que ahí dentro se siente.
Gracias por tu Niña tzotzil